7 de octubre de 2016

Las faltas ajenas

Me sorprende que me desanime tanto.
Sí, me afecta pero de manera indirecta. En realidad no es a mí a quien traicionaron, pero me ha desanimado tanto. Esperaba que alguien que creía tanto en ello, no iba a recibir un trato así.

No entiendo esa falta de lealtad en la gente, simplemente. No entiendo tampoco la falta de principios en otra. Y es injusto que haya gente que nunca coseche lo que siembre.
No quiero ser de mentira. A mí me agota.
Pero todavía no sé cuál es mi parte en todo esto. Y es curioso, porque sin hacer yo nada, siento que al final me va a afectar a mí. De momento la desilusión ya me la he llevado yo.

Me produce un gran cansancio, un desánimo grande. No termino de entenderlo.

¿Será todo el mundo así de egoísta? ¿Habrá buenos amigos de verdad? ¿A título individual, a título grupal?




25 de abril de 2013

Somosaguas y la policía

Hoy, 25 de abril de 2013, hay un revuelo "medio" (iba a decir increíble, pero tampoco llega a tanto) sobre la situación en Somosaguas. Resumido: Alumnos (y no alumnos) que se encierran en la Universidad Complutense, en este caso en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, y dedican la noche a preparar "barricadas" en las puertas para impedir el paso. El motivo es (o puede ser) legítimo: Queja, protesta, huelga estudiantil por los recortes en educación, subida de tasas y todo lo que asociamos a la figura de Wert, el primo español del señor Burns. Los métodos no lo son de ningún modo.

Yo estoy de acuerdo con las huelgas, aunque me jodan y me afecten como al más pintado. Claro que odio esperar el metro más de la cuenta, que no limpien, etcétera, pero entiendo que no podemos quedarnos impasibles ante el recorte de libertades. Otro tema es que la huelga de metro me fastidia a mí que necesito cogerlo, no a quién está haciendo los recortes varios (Se llame Esperanza, Ignacio, Albertito o Ana, da igual, porque esos no cogen el metro). Pero ya digo que ese es otro tema. Y volvemos a Somosaguas.

Lo que no tiene ningún tipo de justificación, es que me impidan entrar a la facultad. ¿por qué? Porque ese es otro modo de dictadura, la de la imposición, la de negarme la libertad de circular libremente por un lugar público. La coerción (porque aquí se llegan a las amenazas físicas y verbales, que eso no lo refleja nadie en la fotito de facebook con la policía entrando en la facultad) no puede ser admitida como instrumento legítimo para defender la educación.
No solo se le impide entrar al alumno (a quien así, creen obligar a hacer huelga, cosa que también creo que es y debe ser un derecho, y no una obligación) sino que impiden realizar otras actividades propias de la universidad. Obligan a los profesores a no impartir sus clases. Ni sus tutorías. Si tenías programada una tutoría con uno de esos profesores difíciles de encontrar, te jodiste. Tampoco permiten celebrar reuniones, que a veces cuesta mucho concretar y que son importantes. No permiten realizar actividades relacionadas con la investigación. Determinadas actividades solo se pueden realizar desde la facultad: acceso a programas carísimos pero insustituibles que la universidad tiene instalados en sus ordenadores, acceso a revistas de difusión científica (tanto en su versión papel como en su versión digital). Y en el terreno de la investigación, un día a veces es un mundo. Sobre todo si la facultad cerro el día anterior por causa de otra huelga (limpieza). Y si soy bedel, limpiador/a, conserje, camarero/a...lo que sea, resulta que tengo que "pedir permiso" para poder entrar a trabajar. Me tengo que enfrentar a un grupo de gente que no es consciente de que necesito entrar a trabajar.
La gente critica la presencia policial. Pero lo que no sabe es lo que hay detrás de eso. Que hay personas a las que han agredido por ir a su puesto de trabajo. Y esa es otra dictadura, la de tú no entras porque yo no quiero.
No quiero vivir con miedo a la policía. No quiero policía en la facultad. Pero lo que tampoco quiero es que un grupo de personas se crean con derecho a negarme el paso a mi centro de trabajo o a mi centro de estudio.

30 de noviembre de 2012

La tienda de tebeos de la calle Etna

No sé exactamente por qué, pero mientras leía (algo que no tenía nada que ver con todo esto) me he acordado de un recuerdo de mi infancia. Uno de esos que parece que tiene sabor y olor, un olor a papel viejo. Tal vez no exactamente viejo, pero sí un papel más rugoso, no ese de brillo satinado y estilo "modernista"...Me refiero al papel de tebeo, no al papel de cómic...
El papel de tebeo era diferente. Olía a tardes en casa delante del radiador (sí, cuando la gente no tenía calefacción y no era síntoma de vivir en infravivienda) cuando no te planteabas ir al centro comercial (sí, vale, no había entonces. El primer centro comercial de Madrid se abrió en 1983, pero quedaba en el culo del mundo en realidad, así que lo de ir era algo muy específico. Ibas a comprar cosas concretas, no a "hacer ocio", porque ni se tenía el dinero, ni se entendía como una inversión de tiempo de ocio "real").
El caso. Había (hablo de los años 90) una minitienda en la calle Etna. En esa tienda, por un precio muy bajo, podías ir y dejar tu tebeo "re-leído" y cambiarlo por el "re-leído" de otra persona, que para tí era totalmente nuevo. Yo entonces era un mico, así que iba con mi padre. Desconozco las normas, pero podía leer tebeos nuevos cada semana.
Hace un par de findes de semana, en una tienda de estas tipo grande superficie (sí, de las de miles de pasillos, en las que entras a comprar pan de molde y sales con 12 cosas más que no querías tres cuartos de horas después) miré unos tebeos (ahora cómics) de Mortadelo y Filemón. Aproximadamente, puedes tardar en leerlo 3/4 de hora (es un estimado y era versión fina). Valía bastante más que una hora de trabajo. Y yo no quería solo uno. Lo dejé, con muchísima pena, en su estantería, donde tal vez se quedó triste, mirando, eso sí, a la sección de charcutería, que imagino, le hizo la pena menos intensa.
Puede ser que todavía queden sitios de este tipo, en lugares muy céntricos. No lo tengo claro. Se lleva la venta de segunda mano, pero no este tipo de intercambios, sencillos y sin que medie internet. En las bibliotecas públicas no suelen comprar tebeos. Compran más bien best-seller (cosa que sí, entiendo, aunque alguno de ellos sea tan malo como  El tiempo entre costuras) así que no hay mucha posibilidad de leer cómics.
Así que no me vengáis con que la sociedad de hoy mola más porque tenemos facebook y whats-up, porque me parece que hemos perdido muchas cosas que estaban muy bien.
Y esta es mi chorrada de hoy. Así de melancólicos estamos.

13 de noviembre de 2012

El día que me olvido de mí

A veces a mí me pasa, no sé al resto de la gente...Se me olvida quién soy, qué quiero y por qué luche tanto. Olvido escuchar las canciones que me gustaban, los cantautores que no molan nada y que a mí me llenan de ganas de soñar olvido perder el tiempo (y ganarlo) con la película que siempre me hace sentir bien, por chorra que sea.
Esos días soy mi peor enemigo y mi amiga más mala, me desprecio y no me digo nada bonito. Me pongo quejas a todo. Como un niño consentido, como el profesor del colegio que me cogió manía y siempre me hacía sentir mal (maldita Fuencisla...) me pongo faltas por nada, y ni me gusta la comida que me hago, ni cómo me peino, ni cómo me queda la ropa que ayer me gustó tanto. Esos días hago dietas absurdas; no lo más sano ni lo más rico, sólo lo rápido, lo que me llena pronto el estómago para no darme cuenta de si tengo el corazón vacío.
Esos días procuro fastidiarme el resto de la semana, retraso o dejo de hacer lo importante, falto a las clases que yo escogí voluntariamente, trabajo a desgana y a ser posible, paso el resto del día haciendo algo que no me aporte nada, me fijo en los desplantes, o lo que veo que lo son, y lo anudo a mis más profundas inseguridades.
Ese día veo más maldades que las de costumbre. Las disimuladas, las escondidas, las capto. Y no es para nada bueno, sino solo para acrecentar el miedo a los otros.
A veces el día me resulta largo, agotador, eterno. Ese día todos los demás suben por encima, y los mantengo yo en alto, a solas, sobre el peso de mis hombros que llegan a doler, a combarse.
Esos días me siento vieja, pero no sabia. Cansada, pero sin haber hecho nada. Las palabras se me confunden y las ideas se me escapan.
Esos días no oigo más que ruido y pierdo dimensiones de mi propia personalidad. No razono los sentimientos, y los simplifico y reduzco a una especie de código binario, en el que todo es blanco o negro, bueno o malo.
Y ese día me duele más el alma, y no queiro escribir nada ni recordar mis cosas positivas. Esos días hago caso a los amigos de los malos consejos, a los que se quedan en la superficie más externa y lo reducen todo a una especie de negativismo congénito del que adolezco.
Esos días soy infinitamente asocial, pero infinitamente dependiente también. Esos días no entiendo a nadie, y nadie me entiende a mí.
Pero esos días también se pasan.


19 de octubre de 2012

La protesta pingüina y su poesía

Este video de protesta chilena es de hace más de un año pero me pareció excelente. Una poética manera de protestar. Yo lo pondría copyright a la canción. Sencillamente, excelente.

Frases brillantes y pegadizas, realistas, referentes a las tasas de la universidad: "Pagaré hasta morir" "Hoy día pagaré con plata que no tengo" "y hoy sólo es seguro que endeudado estaré".
"Pa´estudiar me tengo que endedudar (...)Está cara la cuota, la plata se me agota (...)" Forjará mi destino el lucro indebido".
Poesía social debe ser. Le voy a mandar una copia a la Complutense, a ver qué dice...http://www.youtube.com/watch?v=kYEXo4PDCTw&feature=bf_prev&list=ULUYKgYi28dU8

La bajada de la ayuda al alquiler y la sociedad desinformacional

La ayuda al alquiler ha sido rebajada en un 30%. Anteriormente era de 210 euros. Ya había sido eliminada para nuevos demandantes (cumplieran o no los requisitos), pero a los jóvenes que la recibían, se les seguía ingresando, con mayor o menor retraso (de hasta 7 meses he llegado a conocer).
En un contexto de crisis y expolio, donde se ha robado y malgastado tanto que las arcas están vacías, es normal y comprensible (incluso) que eliminen determinadas ayudas. Es una faena, una putada, vaya, pero puede ser comprensible (que no es lo mismo que apoyar o defender la idea o que no se nos ocurran infinidad de alternativas de donde sacar esa pasta).
Lo peor de la situación es la falta de información, que no hayan sido capaces de anunciarlo. Me refiero, en primer lugar, a las notificaciones telemáticas. Eso es automático; un email a cada demandante en el momento en que se aprobó la medida. Eso podría permitir la opción de que los demandantes sopesen si la bajada les compensa. Vamos, que si te cumple el contrato en septiembre, y tú conoces la bajada, puedes mirar otras casas (de lo contrario, pasada esa fecha, el contrato se renueva por un año tu casero puede quedarse con tu señal y no sería ilegal. Cierto que esto depende de cada contrato de arrendamiento). Y esta falta de notificación a los interesados es sorprendente, más si pensamos en las recientes cartas enviadas en nombre del Partido Popular (el gobierno, que es quien decide qué se guisa y qué se come en este momento) a los ancianitos agradeciéndoles su voto. En este caso, una notificación telemática, no tiene el mismo coste, ni en dinero (recursos escasitos) ni en tiempo (de este recurso tenemos un poco más, tampoco tanto). Por otra parte, yo no he leído nada sobre la bajada del alquiler, excepto cuando lo he buscado en concreto (y aun así, lo he visto en foros, algún blog y en El Economista y El Mundo, no en otros medios, y me pregunto si es despite mío o es que realmente, a nadie se le ocurrió darle mucha importancia. Tampoco se había quitado recientemente en la propia página del Ministerio donde se informa de la ayuda) habiéndose aprobado en  un congreso de ministros en julio, no entiendo la falta de información. Principalmente, la información directa a los interesados. Podría atribuírlo solo a despiste mío, que no leí el periódico ese día (que casualidad que se aprobase en verano), pero tampoco se informa en la página del Ministerio de Fomento. Es más, ni se informa de la bajada ni de que se ha quitado, pues siguen apareciendo formularios y explicaciones para poder solicitarla.
Ya digo que la falta de información en este caso, me parece más una falta de respeto que otra cosa (¿iniquidad o despotismo?). Parece ser que el hecho de que dejen de darte una ayuda no merece ser informado ni avisado. Y a mí se me ocurre que cuando no informamos a los interesados de algo que vamos a hacer y les perjudica, es porque el interesado nos importa 3 pimientos (por ser elegante).
Cierto que si no informas de algo que se va a hacer, te quitas de en medio un montón de protestas, un mal rato, vaya. Pero esto es tan feo como dejar a la novia por mensaje o cambiando el estado en la red social.
Feo, pero feo. Da la sensación de que el "pobre" (no era tan fácil cumplir los requisitos para la Renta Básica de Emancipación) no merece ser informado, no importa. Como es algo que te "dan" (¿en serio? ¿hicieron una colecta en un congreso anterior y pasaron una huchita entre los ministros?) no importa que te lo quiten, y como pobre que eres, agradecido debes estar de que te sigan dando algo.
Si las medidas que se toman no se informan, ¿no somos una sociedad desinformacional? Tanto hablar Castells de la sociedad informacional y de la importancia de la información, y resulta que ahora importa un huevo. La información que tenemos en prensa está mayormente manipulada y partidaria, y la información "neutra" (esto sería informar de un hecho, con unas consecuencias sobre la realidad económica de los individuos) no se da, no existe. ¿La ausencia de información no equivale a debilitar deliberadamente la sociedad, y dentro de ella, a determinados individuos? ¿no es un derecho que me informen sobre las decisiones que me afectan?
Eso sí, me he enterado, por todos los periódicos que pude ver, de que ha sido el cumpleaños de Leticia/Letizia (la del hijo del rey, esa) e incluso de noticias (igual de importantes ) de otros países (si se han casado, si no...chorradas varias) pero no de esto.
¿Será que querían darnos una sorpresa? Pues, querido gobierno, para la próxima, me avisas.

5 de octubre de 2012

La vida en soledad

Existen un montón de ideas preconcebidas, prejuicios, ideas establecidas en el imaginario social, grabadas a fuego, sobre lo que implica la soledad y el vivir solo. Como una especie de identificación (terrible) con el fracaso. Y por supuesto, con la infelicidad.
Me hace gracia, en relación, la frase de Pascal: “Todas las desdichas del hombre provienen del hecho de que no es capaz de estar tranquilamente, solo, en una habitación”. En este caso viene a ser lo contrario, no tanto una defensa a ultranza de la soledad como opción, sino una crítica aguda a la sociedad como conjunto.
No tanto en los medios como en la calle, se identifica vivir solo con el hecho de estar solo, y por supuesto, triste. La imágen es la de una persona infeliz, enfadada con el mundo, y envidiosa. Sin amigos, sin vida social, sin nadie que le recuerda ni le quiera, como una especie de "merecimiento". No deja de ser como la idea que nos inculcó Disney de que ser feo es un castigo a alguna mala acción, eso de que la cara es reflejo del alma (así que si eres modelo, eres algo así como una Teresa de Calcuta encubierta).
Dentro de estos solitarios (que parece, no son fruto de elección personal, sino más bien de exclusión) la posición de la mujer es aún peor; una mujer que vive sola, y me refiero a las mujere de mediana edad, es una "Solterona", una mujer no querida (por eso está sola, nunca por propia elección). En el caso del hombre la idea es un poco más atractiva (es un soltero de oro, aunque en el fondo es porque no ha encontrado a la mujer adecuada) al menos hasta la tercera edad, parece ser, pues entonces, de ligón empedernido, pasas a ser una especie de Scrooge dickensiniano. Recuerdo la película "Divorcio a la americana" (1965) que mostraba la envidiable vida de un hombre que vivía solo, frente a las preocupaciones de un hombre viviendo en familia. Sin embargo, cuando la mujer se quedaba sola, era más bien fruto de sus malas acciones (por, entre otras cosas, caprichosa) y una especie de castigo insoportable. Imagino que la idea es que, a los 60, el hombre que elige vivir solo se convierte en ese otro ser malvado y casi ermitaño tipo Scrooge (sí, el de Dickens) que odia a la gente, especialmente en Navidad, mientras que la mujer, tiene esa transición mucho antes, a esa en la que nos dicen "se pasa el arroz".
Sí, yo estoy dando referencias de los años 60, pero es que, a pesar del tiempo pasado, la imagen actual no se distancia tanto de aquellas. Nuestros políticos ven la maternidad como una especie de necesidad para ser mujer (y la maternidad es el paso imprescindible, parece, para evitar esa terrible soledad).
La gente (siempre como conjunto, los casos particulares son otra cosa, aunque, claro, particulares) se empeña en tener hijos (si, tras tener una pareja) como solución a problemas presentes y futuros: malestar de la pareja (claro, un hijo lo soluciona todo, tipo asesor matrimonial en mini), como solución a problema personal (el aburrimiento, para mí, motivo casi tan malo como el de querer arreglar una pareja que se rompe). Como una amiga me dijo hace poco, convencidísima "cuando enfermes tu trabajo no irá a verte al hospital" como argumento base para tener una pareja y, a posteriori, una familia (marido, hijos, y perro o tortuga al menos). No nace tanto de un deseo, como de evitar una serie de problemas que creemos, vendrán a continuación. Egoísmo y miedo.
En algunos lugares de África, a las personas que morían sin descendencia, los enterraban con una piedra en la mano. La idea que subyacía era "con nada viniste, y con nada te vas, pues esto es lo que dejas".
Aquí, en mi España querida, tener hijos se convierte en una excusa tras la que esconderse. Y no digo que la gente no quiera a sus hijos, no, lo que digo es que no tengo claro que el motivo sea el idóneo, pues se tienen, como la pareja, más por un miedo a una soledad que no conocemos, pero sobre la que tenemos un montón de ideas espantosas. Por eso de "morir solo". Cuando me dicen eso, no se si se refieren al momento de agonía o al del entierro. Que digo yo, que una vez que te has muerto, qué más te da. Y que si te estás muriendo, si tienes dolores, ¿quieres tener cerca a los tuyos o a un buen médico? Como todavía no me he muerto, no tengo la más remota idea, pero siempre creí en los calmantes...