Me cansa un poco (mucho, en realidad) leer esa extraña “culpabilización”
del que ha estudiado.
Sí, me refiero tanto a la creencia de que estudiar / haber
estudiado implica haber estado en casa tocándose las narices. No, la
posibilidad de compaginar trabajo con estudios existe. Eso no quiere decir que
después te lo valoren.
Por poner un ejemplo, y como diría un profesor que tuve,
exponiendo un curriculum que nadie ha solicitado, trabajé durante toda mi
carrera. En ocasiones más horas semanales (superando las legales, por
compaginar dos trabajos de media jornada) en ocasiones menos. Dependiendo del
contrato que tuviese en ese momento (tras una primera experiencia sin contrato,
porque ya en aquél entonces te decían “Es que no tienes experiencia previa”).
El tiempo para estudiar se saca de reducir el salir y la
vida social, apagas la tele para siempre (un gran acierto, sea dicho) y te lo
quitas de dormir, incluso. O te inclinas hacia el cálculo; sí, cursos
factoriales y estrategias de división de asignatura; de esta me examino en
junio, de esta en septiembre, y pasando tus vacaciones en la biblioteca en vez
de en Benidorm haciendo botellón a pie de playa. Pero hasta aquí, solo es
anécdota.
Lo que me fastidia es leer y oír esa especie de tendencia a
la culpabilización de los que han estudiado. Hoy, a tenor de un artículo en
público (http://www.publico.es/dinero/427212/aumentan-los-jovenes-con-estudios-superiores-en-puestos-de-limpieza
) algunos usuarios opinan que eso es culpa de los propios jóvenes, por no haber
estudiado un oficio, o porque, como dice uno “Pues si yo tuviera una empresa y se me diera el caso de tener que
elegir entre contratar a un profesional que en su currículo incluye haber
trabajado en limpieza, y otro, aun con mayor preparación, que ha sesteado en
casa de mama y papa, no tengo ninguna duda de a quién contrataría”. Es decir, se asume que estudiar es igual a
sestear. A no querer trabajar. A no valer para el trabajo. Y en casa de papa
y mamá, ni se te ocurra venir de hogares desestructurados. Me pregunto yo si
esos mismos señores/as conocen la tasa de paro de aquellos que han estudiado un
oficio. ¿tienen curro? , ¿de lo “suyo”?, ¿cuánto cobran? Y es que no se cuándo
narices vamos a darnos cuenta de que lo que está mal es la estructura del mercado
de trabajo, que no es capaz de absorber a toda la población en épocas de
alcismo económico, cuanto menos en situaciones de crisis. Que existe una causa
estructural, por la que no se contrata al que estudia sino al que tiene mejor
nombre a sus espaldas o por maquinaciones estratégicas. Ejemplo clarísimo; en
Andalucía el PP ha contratado a Juan José Cortés (padre de la niña MariLuz)
como “asesor y su labor se centrará, fundamentalmente,
en asuntos relacionados con barrios con problemas de exclusión social”(Público,
21/03/2012). Es decir, para un trabajo para el que suelen
exigir años de preparación y de experiencia (licenciatura, máster, incluso
doctorado y publicaciones sobre el tema) eligen a un señor que puede ser
convertido en producto de marketing, estrategia de atracción de votos donde las
haya.
Me parece de todas formas, que se crea una
especie de división enfrentada entre “nosotros y ellos”, en las que cada
colectivo parece alegrarse de los males del otro: “Ese no tiene trabajo porque
No HA estudiado” frente a: “Ese no tiene trabajo porque HA estudiado”. Como ejemplo de lo primero, otra
anécdota; durante mi trabajo, como dependienta, una señora dijo a su nieto: “¿Ves
como tienes que estudiar, hijo? Si no luego vas a estar como esta señorita,
trabajando aquí”. Totalmente verídico.