26 de marzo de 2012

"¿Ha estudiado una carrera? ¡Oh, no! Entonces es un vago"


Me cansa un poco (mucho, en realidad) leer esa extraña “culpabilización” del que ha estudiado.
Sí, me refiero tanto a la creencia de que estudiar / haber estudiado implica haber estado en casa tocándose las narices. No, la posibilidad de compaginar trabajo con estudios existe. Eso no quiere decir que después te lo valoren.
Por poner un ejemplo, y como diría un profesor que tuve, exponiendo un curriculum que nadie ha solicitado, trabajé durante toda mi carrera. En ocasiones más horas semanales (superando las legales, por compaginar dos trabajos de media jornada) en ocasiones menos. Dependiendo del contrato que tuviese en ese momento (tras una primera experiencia sin contrato, porque ya en aquél entonces te decían “Es que no tienes experiencia previa”).
El tiempo para estudiar se saca de reducir el salir y la vida social, apagas la tele para siempre (un gran acierto, sea dicho) y te lo quitas de dormir, incluso. O te inclinas hacia el cálculo; sí, cursos factoriales y estrategias de división de asignatura; de esta me examino en junio, de esta en septiembre, y pasando tus vacaciones en la biblioteca en vez de en Benidorm haciendo botellón a pie de playa. Pero hasta aquí, solo es anécdota.
Lo que me fastidia es leer y oír esa especie de tendencia a la culpabilización de los que han estudiado. Hoy, a tenor de un artículo en público (http://www.publico.es/dinero/427212/aumentan-los-jovenes-con-estudios-superiores-en-puestos-de-limpieza ) algunos usuarios opinan que eso es culpa de los propios jóvenes, por no haber estudiado un oficio, o porque, como dice uno “Pues si yo tuviera una empresa y se me diera el caso de tener que elegir entre contratar a un profesional que en su currículo incluye haber trabajado en limpieza, y otro, aun con mayor preparación, que ha sesteado en casa de mama y papa, no tengo ninguna duda de a quién contrataría”.  Es decir, se asume que estudiar es igual a sestear. A  no querer trabajar. A no valer para el trabajo. Y en casa de papa y mamá, ni se te ocurra venir de hogares desestructurados. Me pregunto yo si esos mismos señores/as conocen la tasa de paro de aquellos que han estudiado un oficio. ¿tienen curro? , ¿de lo “suyo”?, ¿cuánto cobran? Y es que no se cuándo narices vamos a darnos cuenta de que lo que está mal es la estructura del mercado de trabajo, que no es capaz de absorber a toda la población en épocas de alcismo económico, cuanto menos en situaciones de crisis. Que existe una causa estructural, por la que no se contrata al que estudia sino al que tiene mejor nombre a sus espaldas o por maquinaciones estratégicas. Ejemplo clarísimo; en Andalucía el PP ha contratado a Juan José Cortés (padre de la niña MariLuz) como “asesor y su labor se centrará, fundamentalmente, en asuntos relacionados con barrios con problemas de exclusión social”(Público, 21/03/2012). Es decir, para un trabajo para el que suelen exigir años de preparación y de experiencia (licenciatura, máster, incluso doctorado y publicaciones sobre el tema) eligen a un señor que puede ser convertido en producto de marketing, estrategia de atracción de votos donde las haya.
Me parece de todas formas, que se crea una especie de división enfrentada entre “nosotros y ellos”, en las que cada colectivo parece alegrarse de los males del otro: “Ese no tiene trabajo porque No HA estudiado” frente a: “Ese no tiene trabajo porque HA estudiado”.  Como ejemplo de lo primero, otra anécdota; durante mi trabajo, como dependienta, una señora dijo a su nieto: “¿Ves como tienes que estudiar, hijo? Si no luego vas a estar como esta señorita, trabajando aquí”. Totalmente verídico.

Sobre la juventud y LOEWE

El anuncio de Loewe no le parece a nadie real. Pero me he encontrado una definición de Zárraga (no el ex-futbolista, sino el sociólogo) que, en realidad, da la razón al anuncio.
"en una sociedad como la nuestra, donde la familia representa un papel fundamental en la reproducción de los agentes sociales, las condiciones concretas en que viven los jóvenes, su proceso de juventud depende directamente de las condiciones familiares, determinadas en gran medida por la clase social".
Y es que, como dicen dos de las "protas" del spot publicitario, la palabra Loewe (y su simbolito) les recuerda a su abuela. Vamos, que en una época en la que en España como norma general se pasaba hambre, sus abuelas llevaban abrigos de visón. Así que, por mucho que hablemos de ascenso social entre generaciones, seguimos en la línea de siempre. Y si tu abuela pudo pagar un Loewe, tú también podrás. Y en ese sentido, el anuncio refleja UNA realidad; la de que existen jóvenes que pueden permitirse ese estilo de vida.
Yo de mi abuela tengo el recuerdo del arroz con leche. 

6 de marzo de 2012

Nuestra utilidad: consumo que nos consume

Antes de opinar, refiero una entrevista de Saskia Sassen.
http://elpais.com/diario/2012/01/29/eps/1327822015_850215.html

No es muy larga y merece la pena.