Siempre he creído y defendido que la primera característica del ser humano es el ser social. Que necesita de otros para sobrevivir lo sabemos todos (gracias Aristóteles). Lo cierto es que esta necesidad de estar en sociedad aporta cierta seguridad (al menos ante la supervivencia) pero nos somete y nos reprime, nos sujeta y limita bajo coerción social. Aun así debiera darnos felicidad y plenitud.
Viendo la situación social y política actual, o económica, donde somos robados por quienes deben defendernos y representarnos, viendo el desencanto social tan generalizado (basta poner la televisión) recuerdo a Le Corbusier, cuando, al hablarnos del interés que tiene la sociedad para el individuo, expone la manera en que las empresas (entendido como unidad de organización) benefician al ser social. Y me encanta la manera en que nos recuerda, sin demasiada vuelta, la importancia que tiene la finalidad de esas acciones para los individuos, y en definitiva, para que exista equilibrio social, para que la sociedad cumpla el fín para el que está destinada. "La colaboración en empresas sociales acertadas, ennoblece. Pero si predominan la pereza, la necedad y el egoísmo, el grupo, presa de anomia y de desorden, sólo proporciona rivalidades, odio y desencanto."
Y después de leer el caso Nóos (entre otras numerosas muestras de corrupción, tan presentes en nuestra realidad social que ya ni sorprenden) la facilidad en la que se da muerte a gente de cualquier edad y circunstancia, lo poco que importa todo lo que debiera ser importante, lo curados de espanto que estamos, la televisión que vende y nuestra sumisión ante la privación de libertades (nuestras y en otros países) me queda claro que estamos en ese segundo lugar, desordenados y sumidos en la anomia, donde no sabemos, coercionados por las contradicciones constantes, qué está bien y qué está mal. O no nos importa demasiado.
Y siguen sin verse los documentales de la 2, porque aburren, pero los animales y sus rituales de apareamiento que nos muestra tele 5 son conocidos por todos, aunque no estén en peligro de extinción, como sí lo estamos los ciudadanos de a pié.
Creo que me salté esta entrada en mi repaso de ayer. La sociedad de hoy en día aboga por el control y la idotización de la masa, como se ha hecho siempre, esto no es nada nuevo.
ResponderEliminarPero la educación corrupta, (al hilo de la entrada sobre "Indefensión ante el sistema educativo"), escupe unas ovejas que van a formar parte del sistema cuyos valores son:
1) Consigue un trabajo.
2) Comprate un piso y un coche.
3) Forma una familia y repite el proceso.
Todas las preocupaciones rondan esos tres puntos, más el partido del viernes y las vacaciones de verano. No quiero extenderme mucho la verdad, pretendo decir que el ser humano es mucho más que eso, y la sociedad tecno-consumista de hoy en día lo único que crea son clones infelices, que no saben ni para qué han venido al mundo.